catalana, es la culminación de un proceso que comenzó en Lima (Perú)
en 1997 y continuó en Quebec (2001), Dakar (2005) y Luxemburgo (2009).
En el congreso participan representantes de entidades sociales y
solidarias de Alemania, Austria, Bélgica, Hungría, Italia, Luxemburgo,
Portugal, Suiza, Egipto, Marruecos y Túnez, que trabajan en el
desarrollo local, la integración social, el consumo responsable o la
financiación ética.
El director de 'Finançament Ètic i Solidari' (FETS), Jordi Marín, ha
explicado hoy en rueda de prensa que no se trata de economía de
beneficencia sino de otra manera de entender la economía, tanto en los
negocios, como en las finanzas o el consumo. Los responsables del
congreso quieren demostrar que "el actual modelo económico está caduco
y está caracterizado por la codicia y la especulación, las ansias de
generar beneficios económicos a corto plazo y a cualquier precio".
Los fundadores de esta red ven en el actual modo de entender la
economía la causa de la actual crisis económica y social y destacan
que en todo el mundo se están levantando "valores de reciprocidad,
solidaridad e intercambio igualitario". Marín ha sido muy crítico con
las entidades bancarias: "la crisis económica -ha dicho- no habría
sido posible sin la participación de la mayoría de entidades
financieras que, lejos de advertirnos de los riesgos asumidos nos han
animado a jugar".
"Necesitamos entidades financieras diferentes para crear una economía
diferente", ha sentenciado Martín, que ha animado a dirigir los
ahorros de los ciudadanos a financiar "necesidades más próximas, como
las cooperativas de productores de agricultura ecológica de nuestro
territorio, las empresas de inserción sociolaboral que den trabajo a
nuestros vecinos, o la asociación cultural del barrio". Transparencia,
gestión democrática y participativa, propiedad colectiva, concepción
diversa del ánimo de lucro y orientar la política financiera hacía la
ética, son algunas de las propuestas de los creadores de la red.
La polítóloga especializada en relaciones internacionales y
cooperación al desarrollo Anna Fernández ha explicado que la sociedad
de consumo actual se basa en la producción masiva. "Y la producción en
masa es más rentable que hacerlo de forma artesanal, pero necesita,
por un lado, de grandes recursos naturales y materias primas por
encima de las posibilidades del planeta y, por otro, garantizar el
consumo de masas mediante la mercadotecnia, la publicidad y las
estrategias de comercialización", ha advertido.
Fernández ha denunciado: "todos sabemos que las consecuencias son
fatales para el planeta y las generaciones futuras y que genera
grandes desigualdades sociales, pero el sistema tiene mucho cuidado de
ocultar y tergiversar estos efectos perversos". Por ello ha propuesto
"pequeños cambios en nuestros hábitos de consumo. Aplicando el
espíritu crítico, la responsabilidad social y la consciencia
ecológica, podemos conseguir grandes cambios".
El presidente de la Red de Economía Solidaria de Navarra y de la
Asociación Fiare Navarra, Carlos Rey, ha avanzado que el mercado
social supone crear circuitos alternativos al comercio convencional
desde la perspectiva del consumo responsable. "En este momento en el
que los mercados financieros tienen cautivos a los gobiernos y la
única salida planteada son los recortes sociales, el mercado social es
la solución que impulsa la democracia económica, el equilibrio
ecológico y la implicación de la sociedad en el desarrollo de un mundo
más justo, social y solidario", ha señalado Rey. EFE
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